martes, 3 de noviembre de 2009

Cuestión de actitud

Si hay algo que por encima de todas las demás cosas influye en la vida de uno, eso es, sin duda, el estado de ánimo. Y digo que es lo que más influye porque es lo que nos determina en cada momento. Incluso más que una influencia como la que puede suponer la confesión religiosa, la ideología política o los valores personales. Esto es porque estos últimos aspectos influyen pero de una manera más general, más abstracta y casi siempre menos reconocible.

La actitud con la que afrontas cada acontecimiento de tu vida determinará, casi con seguridad el desenlace de éste. Y es verdad, cuando uno se siente bien hacia algo, con ganas, con ilusión, suele salir bien parado, satisfecho, feliz. Sin embargo, cuando uno afronta las cosas con una actitud negativa, hasta el más mínimo revés puede suponer el peor de los pesares. Lo que quiero decir es que todo depende de como uno lo quiera ver, todo. Ya te pueden venir con los argumentos más racionales del mundo que si no lo percibes así, los desoirás, no te convencerás y seguirás viendo el asunto como al principio, según la actitud que tengas hacia él.

Por tanto, lo de que el ser humano es un animal racional es, en muchas ocasiones poco ajustado a la realidad. Sería más acertado decir que el hombre es un ser actitudinal, que se mueve seguiendo la percepción de la realidad que tiene en cada momento, de la actitud que le sugieren los acontecimientos y como se siente a la hora de afrontarlos.

lunes, 27 de julio de 2009

¿Qué ha pasado?

Desde hace unos días no dejan de aparecer en los telediarios, en los periódicos, noticias terribles, brutales, escandalosas, en las que grupos de menores, mejor dicho de niños, se dedican a perpetrar todo tipo de salvajadas, como asesinatos, violaciones, agresiones de todo tipo contra otros menores, incluso contra menores que a la vez sufren algún tipo de discapacidad. Por ejemplo, citar el reciente caso del grupo de menores (algunos de ellos de trece años) que violaron a una niña (doce años) que padecía cierto retraso mental.

Esto es muy grave, pero lo que me parece aún peor son las reacciones que se producen por parte de nuestra calaña política, donde todo vale para tirárselo al otro a la cabeza, incluso esto. Ahora unos aprovechan la ocasión para criticar la ley del menor y pedir que se reduzca la edad penal, que se endurezca la ley y poco menos que metan a los menores en una cámara de gas. Sinceramente creo que hay que tener la cara como el diamante para salir diciendo esto cuando la ley del menor se modidfica casi anualmente desde que se aprobó (incluso se modificó antes de empezarse a aplicar) y no ha surtido ningún efecto sino todo lo contrario.

Un político responsable, mejor dicho, una persona coherente, porque lo primero se extinguió, cuando escucha o se entera de este tipo de noticias, lo que tiene que escandalizarle no es que el niño, el asesino, el violador, o como se le quiera llamar, vaya a quedar impune por lo que ha hecho. Lo que, sin duda debe hacerle poner el grito en el cielo es cómo demonios un niño de trece años puede llegar a hacer algo así. Esa es la verdadera pregunta que uno debe hacerse si de verdad quiere resolver el problema; ¿qué ha pasado?, ¿por qué un día un niño de trece años decide que va a violar y matar a una niña?, ¿o por qué siente ese impulso?. En mi opinión, esto en modo alguno es una cuestión legal, sino social, es una cuestión de ética, de valores, algo que en estos tiempos suena a algo antiguo, a restrictivo, a conservador.

Nos hemos convertido en una sociedad en la que todo vale, porque si no se te tachará de reaccionario, de intolerante, de fascista y esto es lo que tenemos, lo que algunos se merecen y sin embargo, sufrimos todos. Hemos ensalzado unos valores equivocados y apartado otros que son esenciales, no queda claro lo que está bien y lo que está mal, y eso en un niño de trece años es fatal. Otro tema importante es la frivolización de la sexualidad que se hace hoy. Vuelvo a lo mismo, al todo vale, a esa libertad mal entendida de la que ya he hablado alguna vez. La sexualidad se ha desnaturalizado, se ha convertido en otra cosa distinta, se ha distorsionado su sentido, incluso para un adulto, así que podemos hacernos una idea de lo que puede pensar un niño de la sexualidad con lo que se ve y se escucha.

Debemos parar esto, debemos volver a empezar porque las cosas no van bien. Desde mi punto de vista, insito, esto es un problema de educación, de mala, malísima educación, no ya solo por parte de los padres que, por descontado lo es, sino por parte de toda la sociedad representativa. Los que deberían ser un ejemplo no lo son, son un modelo a evitar. Hay que callar a esos que predican esa idea contaminada de libertad, libertad en la que cabe todo, el bien y el mal y cambiarla por la idea de libertad para desarrollarse de manera sana y natural en todos los sentidos, en el plano físico, intelectual, sexual, afectivo.

El hecho de cambiar una ley no solucionará nada, pues no influirá en la mente de un niño para que no cometa una cosa así, porque probablemente desconocerá la ley, la nueva y la antigua. Como ya he dicho el problema es mucho más profundo, aunque el solucionarlo no es tan rentable políticamente hablando, lo rentable es decir que yo fui el que endurecí la ley de responsabilidad penal del menor, o el que redujo la edad penal hasta los doce años.

En fin, este, como muchos otros problemas que padecemos son problemas con difícil solución, no por el problema en sí sino porque no hay la más mínima voluntad de resolverlo, no interesa, no lo suficiente. Cuando le interese a quien parece ser que tiene que interesarle otro gallo cantará, mientras tanto seguiremos aquí, palabras contra el viento...

jueves, 14 de mayo de 2009

Entre Pitos y Flautas...

Es verdad que se comentaba, que algo se temía, que parecía que iba a ser que sí. Yo no me lo creía, o mejor dicho no quería creermelo, me parecía inpensable...pero sucedió.

Si hay algunas cosas que creo que nunca llegaré a entender, esta es sin duda una de ellas: españoles pitando el himno de España, su himno. Y digo que creo que nunca llegaré a entenderlo porque no me imagino a nadie que la emprenda a predadas contra su nuevo coche, o poniendo dinamita bajo los cimientos de su casa. Son cosas que por mucho que trates de imaginartelas creo que nunca lo consigues.

Es cierto que soy jóven y que se me puede achacar falta de experiencia vital, que no conozco la realidad, o que no he vivido lo suficiente como para poder opinar sobre ciertas cosas, pero yo creo que es al revés, que me da más argumentos, porque en ese poco tiempo he visto ya, y sigo viendo, muchas cosas que no me gustan nada.

Lo que se presenció ayer no fue una pitada sino una "patada" al himno de España, y además por la espalda, porque no era ni el momento ni el lugar, no se podía esperar, pues no es un campo de fútbol el lugar donde reivindicar intereses políticos, que pueden ser más o menos legítimos, pero que nada tienen que ver con el deporte, y mucho menos con lo que ayer suponía para el fútbol español una final de la Copa del Rey, algo que en principio debería ser una fiesta, acabó, "entre pitos y flautas", como un espectáculo triste y vergonzoso.

miércoles, 13 de mayo de 2009

"Nadie hablará (mal) de nosotros cuando hayamos muerto..."

Lo primero perdonad mi inexperiencia en estas cosas, esta es mi primera entrada en mi blog recién nacido.

Cuántas veces hemos oído esa frase de "siempre se van los mejores...", "Con lo bueno que era...","Nunca había hecho mal a nadie...". Son frases que parecen de obligado recitar en contextos fúnebres. No paro de preguntarme el porqué de esa transformación, ¡cuánto santo sin canonizar! , cómo no nos dimos cuenta antes...

Todo esto viene a raíz de diferentes sucesos que han tenido lugar este último año, concretamente diferentes muertes violentas, en discotecas, en manifestaciones, en peleas entre bandas rivales de auténticos delincuentes... De estas cosas no puede salir nada bueno. Lo que ocurre es que cuando desgraciadamente en estos sucesos muere gente, y cada vez más jóven, automáticamente pasan de pandilleros a héroes, de delincuentes a pacifistas, de posibles verdugos a inocentes víctimas. Con esto ni mucho menos justifico a los actores que causan las muertes; me repugnan infinitamente más, no tienen justificación, nadie se merece la muerte, nadie está legitimado para arrebatarle la vida a nadie...

Pero una cosa no quita la otra, y no nos engañemos, las víctimas de estos sucesos no lo son por casualidad, tientan a la suerte, un día podrían estar del lado "vencedor" y al siguiente todo lo contrario. Lo único que me parece lamentable es esa "hipocresía postmorten", respeto para las víctimas; por supuesto, duelo; por descontado y sin duda, e insisto castigo para los culpables.

Es muy triste ver como un chaval con toda la vida por delante la pierde en décimas de segundo, con lo duro que es subir una cuesta y lo poco que cuesta bajarla. Con esto quiero decir que hay que vivir la vida, que es mentira que sea corta, es preciosa, que no merece la pena hacer de tu vida una constante lucha de crispación, de rencor, de odio, que se disfruta más queriendo, ayudando, sonriendo.

Como dice una canción "y es que la pena nunca vale la pena..."